El 4 de mayo de 1970, un grupo de estudiantes se reunió en el campus de Kent State para protestar por la invasión. La protesta fue inicialmente pacífica, pero pronto se volvió violenta después de que algunos estudiantes comenzaron a arrojar piedras y otros objetos a los miembros de la Guardia Nacional que habían sido llamados para mantener el orden. Los guardias respondieron disparando sus armas, matando a cuatro estudiantes e hiriendo a otros nueve.
Los tiroteos en Kent State fueron un importante punto de inflexión en el movimiento contra la guerra. Galvanizaron a la opinión pública contra la guerra y provocaron una disminución del apoyo a la administración de Nixon. Los tiroteos también tuvieron un impacto duradero en el campus de la Universidad Estatal de Kent, donde todavía se los recuerda como un símbolo de las trágicas consecuencias de la guerra y la violencia.