1. Cruceros con misiles guiados: El despliegue de cruceros con misiles guiados armados con misiles tierra-tierra y tierra-aire, como los cruceros clase Ticonderoga, mejoró enormemente las capacidades de ataque y defensa aérea de largo alcance de la Armada.
2. Sistema de combate Aegis: La introducción del sistema de combate Aegis, inicialmente desplegado en cruceros de clase Ticonderoga, proporcionó a los barcos sistemas avanzados de radar, computadora y misiles para mejorar la detección y el combate de objetivos aéreos, de superficie y subterráneos.
3. Submarinos de propulsión nuclear: La Armada amplió su flota de submarinos de ataque y misiles balísticos de propulsión nuclear, como los submarinos clase Los Ángeles y clase Ohio. Estos submarinos ofrecían sigilo y un alcance extendido, lo que los hacía vitales para la guerra antisubmarina, la vigilancia y la disuasión estratégica.
4. Portaaviones clase Nimitz: La puesta en servicio de portaaviones de propulsión nuclear clase Nimitz marcó un avance significativo en las capacidades de la aviación naval. Estos portaaviones podrían operar grandes alas aéreas y sostener despliegues prolongados en el mar.
5. Sistemas de Lanzamiento Vertical: La implementación de sistemas de lanzamiento vertical (VLS) en buques de guerra de superficie permitió disparar misiles de manera rápida y eficiente desde células de lanzamiento vertical. Esta tecnología reemplazó a los lanzadores recargables más antiguos.
6. Buques de asalto anfibios: La Armada adquirió buques de asalto anfibio, como los buques clase Wasp y Tarawa, para mejorar las operaciones anfibias y apoyar a la Infantería de Marina.
7.Sistemas de guerra electrónica: Los avances en los sistemas de guerra electrónica mejoraron la capacidad de la Armada para interrumpir las comunicaciones enemigas, bloquear los radares y proteger sus propias plataformas.
8.Sensores y sondas mejorados: Los barcos fueron equipados con sistemas de sonar mejorados, tecnología de radar y medidas de apoyo a la guerra electrónica, mejorando sus capacidades de detección y seguimiento.
Estas mejoras mejoraron las capacidades generales de la Armada en diversas áreas, incluida la guerra antiaérea, la guerra antisubmarina, la proyección de poder y la disuasión estratégica.