Se cree que el término se originó en un personaje de dibujos animados llamado Archie, que era retratado como un hombre muy alto que podía alcanzar el cielo. Luego, el nombre se aplicó a los cañones y proyectiles antiaéreos.
Durante la Primera Guerra Mundial, Archie se utilizó para describir tanto las armas como los proyectiles que disparaban. El término también se utilizó en un sentido más general para referirse a cualquier tipo de fuego antiaéreo, independientemente del tipo de arma o proyectil que se utilizara.
Archie fue una parte vital del sistema de defensa aérea británico durante la Primera Guerra Mundial. Se utilizaron cañones antiaéreos para proteger ciudades, bases militares y otros objetivos importantes de los aviones enemigos. Archie también se utilizó para apoyar a las tropas británicas en tierra proporcionando fuego de cobertura contra aviones enemigos.
El término Archie todavía se utiliza hoy en el contexto de la guerra antiaérea. Sin embargo, ahora se utiliza más comúnmente en sentido figurado para referirse a cualquier tipo de oposición o resistencia. Por ejemplo, alguien que enfrenta muchas críticas u oposición podría decir que está "bajo mucho Archie".