Ausencia de gobierno representativo: Las reformas de Federico no introdujeron una forma representativa de gobierno, preservando el poder absoluto de la monarquía. El Estado prusiano siguió gobernado sin la participación de los representantes electos del pueblo.
Restricción de los matrimonios sociales entre castas: Si bien Federico promovió la tolerancia y la igualdad entre los grupos religiosos, no abordó las desigualdades sociales dentro de su reino. Los matrimonios entre castas siguieron prohibidos, lo que reforzó las divisiones sociales y las barreras entre diferentes grupos sociales.
Derechos cívicos limitados: A pesar de su énfasis en el estado de derecho y la eficiencia burocrática, Federico no otorgó derechos cívicos significativos a la población común. El poder y los privilegios permanecieron en gran medida concentrados en manos de la nobleza y las altas esferas de la sociedad.
Falta de representación política: Las reformas de Federico no incluyeron medidas para la representación política o la participación pública en los procesos de toma de decisiones. La autoridad siguió centrada en la monarquía y no había mecanismos para la participación directa de los ciudadanos en la gobernanza.