- A finales del siglo XIX se experimentó una importante industrialización, lo que llevó a un aumento de las capacidades de producción y a la competencia por recursos y mercados.
- Las potencias imperiales ampliaron sus colonias para asegurar materias primas y nuevos mercados, creando tensiones y rivalidades entre las naciones europeas.
Alianzas y nacionalismo:
- Los países europeos formaron alianzas para proteger sus intereses y obtener ventajas estratégicas. Las alianzas más notables fueron la Triple Alianza (Alemania, Austria-Hungría, Italia) y la Triple Entente (Gran Bretaña, Francia, Rusia).
- El nacionalismo se intensificó dentro de los países europeos, fomentando sentimientos patrióticos y ambiciones territoriales. Los reclamos irredentistas sobre territorios aumentaron las tensiones entre naciones.
La carrera armamentista:
- Se produjo una carrera armamentista a medida que los países aumentaron el gasto militar y desarrollaron nuevas tecnologías para la guerra. El almacenamiento de armas, las fortificaciones y la expansión naval crearon una atmósfera de ansiedad y miedo.
Conflictos no resueltos del siglo XIX:
- Las disputas de larga data, como las relacionadas con Alsacia-Lorena (disputada entre Francia y Alemania) y los Balcanes (el "polvorín de Europa"), quedaron sin resolver y contribuyeron a la tensión entre las naciones.
Fracaso de la diplomacia:
- A pesar de los intentos de resolver conflictos a través de la diplomacia, la falta de comunicación, los malentendidos y un mayor sentido de orgullo nacional impidieron una resolución efectiva del conflicto.
Asesinato del archiduque Francisco Fernando :
- El desencadenante directo de la Primera Guerra Mundial fue el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero del trono austrohúngaro, por un nacionalista serbio en Sarajevo en junio de 1914.
La culminación de estos factores creó un ambiente tenso e inestable en Europa a finales del siglo XIX, preparando el escenario para la escalada de tensiones y el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914.