- La composición geológica del terreno, como cimientos de suelo débiles, propensos a la inestabilidad o malas condiciones de construcción.
- Preocupaciones ambientales, como antecedentes de contaminación o contaminación que afecte la tierra.
- Reclamaciones legales adversas sobre la propiedad, tales como servidumbres, gravámenes u otros gravámenes que restrinjan significativamente el uso del terreno.
- La ausencia o limitaciones de infraestructuras o servicios públicos esenciales, como carreteras, suministro de agua, sistemas de alcantarillado o electricidad.
- Características topográficas o geográficas extremas, como pendientes pronunciadas o terreno inestable, que hacen que el desarrollo sea extremadamente desafiante o potencialmente peligroso.
- Regulaciones gubernamentales, restricciones de zonificación o códigos de construcción que pueden limitar severamente o prohibir por completo ciertos tipos de desarrollo o construcción.
- Inundaciones, deslizamientos de tierra u otros eventos naturales peligrosos importantes o recurrentes que presenten riesgos de seguridad para cualquier desarrollo residencial o comercial.
Los compradores a menudo pueden identificar un lote de limón mediante una investigación cuidadosa, que incluye realizar la debida diligencia, consultar con profesionales de bienes raíces y examinar los registros de propiedad para evaluar la idoneidad del terreno para el uso previsto. Es importante evaluar minuciosamente cualquier propiedad antes de realizar una compra para evitar posibles complicaciones financieras o legales asociadas con estos "lotes limón".