Dicho esto, un aspecto de la sociedad occidental que ha sido objeto de críticas es la influencia del consumismo y el materialismo. Esto puede llevar a centrarse en la adquisición de posesiones materiales y a un sentido de autoestima vinculado a los hábitos de consumo. Esto puede tener un impacto negativo en el bienestar de las personas y contribuir a problemas ambientales y sociales.
El consumismo y el materialismo también pueden exacerbar las desigualdades sociales, ya que aquellos con mayores medios económicos pueden tener un acceso más fácil a recursos y oportunidades, mientras que aquellos con medios limitados pueden tener dificultades para satisfacer sus necesidades básicas. Esto puede generar sentimientos de resentimiento y frustración dentro de la sociedad.
Abordar la influencia del consumismo y el materialismo requiere acciones individuales y colectivas para promover un enfoque más equilibrado y sostenible del consumo, con énfasis en valores como la comunidad, la sostenibilidad y el bienestar.
También es importante reconocer que las sociedades occidentales no son monolíticas y que dentro de ellas existen diversas perspectivas y movimientos que trabajan por un cambio positivo.