Estados Unidos entró en la Primera Guerra Mundial en 1917, después de una serie de acontecimientos que habían vuelto a la opinión pública contra Alemania. Entre ellos se incluyen el hundimiento del Lusitania, un barco de pasajeros británico, por un submarino alemán en 1915, que mató a más de 1.000 personas, entre ellas 128 estadounidenses; la revelación de que Alemania había estado utilizando una guerra submarina sin restricciones, lo que significaba que atacaban barcos sin previo aviso, incluso si llevaban civiles; y la publicación del Telegrama Zimmermann, un mensaje secreto de Alemania a México que proponía una alianza entre ambos países en la que México atacaría a Estados Unidos.
Estos acontecimientos, junto con el hecho de que Alemania había invadido la neutral Bélgica en 1914, llevaron a muchos estadounidenses a creer que Alemania era una amenaza para Estados Unidos y que era necesario entrar en la guerra del lado de los aliados.