En primer lugar, la guerra impulsó el nacionalismo estadounidense y el sentido de identidad nacional. Condujo al fortalecimiento del gobierno federal y a un crecimiento del patriotismo entre los ciudadanos estadounidenses. La guerra también marcó el fin del Partido Federalista y estableció a la República Democrática como el partido político dominante en el país.
En segundo lugar, la guerra condujo a la expansión y seguridad de los territorios de Estados Unidos. El dominio británico sobre los Grandes Lagos y el Territorio del Noroeste fue desafiado y finalmente derrotado. Estados Unidos obtuvo el control sobre el territorio de Michigan y el área que se convertiría en los estados de Michigan, Illinois y Wisconsin. La guerra también aseguró la expansión estadounidense hacia el oeste, ya que los británicos renunciaron a sus derechos sobre el antiguo Territorio del Noroeste.
Por último, la guerra de 1812 reforzó la identidad en evolución de Canadá y su deseo de autogobierno. El conflicto jugó un papel importante en la configuración del sentido de unidad de Canadá y contribuyó al desarrollo de una identidad nacional canadiense distintiva.