Quienes sostienen que Phillip abusó de sus poderes señalan varios casos en los que utilizó la fuerza para reprimir la disidencia y mantener el control sobre la colonia. Por ejemplo, en 1789 ordenó azotar a un grupo de presos que habían sido sorprendidos planeando un motín. También utilizó la fuerza para reprimir un levantamiento aborigen en 1790, que resultó en la muerte de varios aborígenes.
Quienes sostienen que Phillip no abusó de sus poderes señalan que estaba operando en un entorno muy difícil. La colonia era una sociedad nueva e inestable, y Phillip a menudo se veía obligado a tomar decisiones difíciles para mantener el orden. También argumentan que siempre fue justo y equitativo en sus decisiones, y que nunca usó la fuerza a menos que fuera absolutamente necesario.
En última instancia, si Phillip abusó o no de sus poderes es una cuestión de opinión. Hay evidencia que respalda ambos lados del argumento.