Hiroshima
En la mañana del 6 de agosto de 1945, a las 8:15 hora local, Estados Unidos lanzó una bomba atómica sobre Hiroshima. La bomba, cuyo nombre en código es "Little Boy", explotó aproximadamente a 580 metros (1.900 pies) sobre el centro de la ciudad.
La explosión liberó instantáneamente un destello de luz cegador y generó temperaturas de varios millones de grados Fahrenheit. Esto provocó que todo lo que se encontrara dentro de una milla de la zona de la explosión se vaporizara o carbonizara. La onda expansiva de la explosión fue tan poderosa que arrasó edificios en un radio de 3,2 km (dos millas).
Hiroshima quedó inmediatamente envuelta en llamas y el intenso calor y la radiación producidos por la explosión provocaron una tormenta de fuego que duró varias horas. Muchas personas que inicialmente habían sobrevivido a la explosión murieron o resultaron heridas por la tormenta de fuego o por la caída de escombros de los edificios derrumbados.
La bomba también liberó grandes cantidades de lluvia radioactiva, que se extendió por una gran zona. Esta radiación contribuyó a la muerte de miles de personas en las semanas y meses posteriores a la explosión, muchas de las cuales murieron por síndrome de radiación aguda o por problemas de salud a largo plazo causados por la exposición a la radiación.
Nagasaki
Tres días después del bombardeo de Hiroshima, el 9 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó una segunda bomba atómica sobre la ciudad de Nagasaki. La bomba, cuyo nombre en código es "Fat Man", explotó a las 11:02 a. m. hora local, aproximadamente a 500 metros (1.650 pies) sobre el centro de la ciudad.
Los efectos del bombardeo de Nagasaki fueron similares a los del bombardeo de Hiroshima, aunque un poco menos severos debido al terreno montañoso de la ciudad. La onda expansiva de la explosión destruyó o dañó gravemente la mayoría de los edificios en un radio de 3,2 km (dos millas) y la ciudad volvió a quedar envuelta en llamas.
Miles de personas murieron instantáneamente por la explosión o la tormenta de fuego, y muchas otras murieron en las semanas y meses siguientes a causa de la enfermedad por radiación. El bombardeo de Nagasaki finalmente se cobró la vida de entre 70.000 y 80.000 personas.
Las secuelas de los atentados
Los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki tuvieron un profundo impacto en Japón y el mundo. Los bombardeos causaron una destrucción y una pérdida de vidas sin precedentes y, en última instancia, condujeron a la rendición de Japón y al fin de la Segunda Guerra Mundial.
Los bombardeos también plantearon importantes cuestiones morales y éticas sobre el uso de armas nucleares y el futuro de la guerra. Estas preguntas siguen siendo relevantes hoy en día y continúan siendo debatidas por historiadores, políticos y científicos.