Expansión Imperial: Los militaristas pretendían expandir el territorio de Japón, particularmente en Asia, para obtener acceso a recursos, establecer dominio en la región y cumplir su agenda expansionista.
Mayor influencia política: La élite militar deseaba remodelar el orden internacional y establecer a Japón como una potencia importante en el escenario mundial, desafiando el dominio occidental y buscando una "Esfera de coprosperidad de la Gran Asia Oriental" bajo el liderazgo japonés.
Seguridad y Protección: Los militaristas vieron la adquisición de territorios estratégicos como un medio para defender a Japón de amenazas percibidas, especialmente de las potencias occidentales y las naciones vecinas.
Ideologías nacionalistas: Muchos militaristas tenían fuertes creencias nacionalistas y ultranacionalistas que enfatizaban la superioridad cultural y racial única de Japón, justificando sus políticas expansionistas y agresivas.
Militarismo y Supremacía: Los militares tenían excesiva influencia y poder dentro del gobierno y la sociedad japoneses, y abogaban por el uso de la fuerza militar y la conquista para lograr sus objetivos.