Además de la deuda, la Guerra Civil también provocó una perturbación económica generalizada. La guerra había perturbado el comercio, destruido cultivos y dañado la infraestructura. Como resultado, la economía estadounidense estuvo en recesión durante varios años después de la guerra. El desempleo era alto y muchas empresas estaban pasando apuros.
A pesar de los desafíos, la economía estadounidense finalmente comenzó a recuperarse. A finales de la década de 1860, la economía volvía a crecer y el país pudo empezar a pagar su deuda. En la década de 1890, la economía estadounidense se había recuperado completamente de la Guerra Civil y el país estaba en camino de convertirse en una potencia económica mundial.