Hutchinson nació en Alford, Lincolnshire, Inglaterra. Era hija de Francis Marbury, un destacado clérigo puritano. Tenía una buena educación y tenía un gran interés en la religión. En 1634, emigró a la Colonia de la Bahía de Massachusetts con su marido, William Hutchinson, y sus hijos.
Hutchinson rápidamente se convirtió en una figura popular en la colonia. Era conocida por su inteligencia, su piedad y su capacidad para decir lo que pensaba. También comenzó a celebrar reuniones religiosas periódicas en su casa, a las que asistían tanto hombres como mujeres.
En estas reuniones, Hutchinson discutió sus creencias religiosas, que fueron influenciadas por las enseñanzas del ministro puritano inglés John Cotton. Hutchinson creía que los individuos podían tener una relación directa con Dios a través de la fe, sin necesidad de una iglesia o un ministro. También creía que las mujeres eran iguales a los hombres ante los ojos de Dios.
Las creencias de Hutchinson fueron controvertidas y pronto llevaron a un conflicto con los líderes de la Colonia de la Bahía de Massachusetts. Los líderes de la colonia temían que las enseñanzas de Hutchinson estuvieran socavando la autoridad de la iglesia y el gobierno. En 1637, llevaron a Hutchinson a juicio por herejía.
Hutchinson fue declarado culpable de herejía y excomulgado de la iglesia. También fue desterrada de la colonia. Se mudó a Rhode Island, donde ayudó a fundar la ciudad de Portsmouth. Se convirtió en líder de la colonia y jugó un papel decisivo en la formulación de sus leyes y políticas.
La vida y el legado de Hutchinson han sido objeto de mucho debate y discusión. Algunos la consideran una de las figuras más importantes de la historia de Estados Unidos. Fue pionera de la libertad religiosa y los derechos de las mujeres, y su influencia aún se puede ver hoy.