El desencadenante inmediato de la Gran Depresión fue el colapso del mercado de valores en octubre de 1929. La caída del mercado acabó con millones de dólares en riqueza y provocó una pérdida de confianza en la economía. Esto provocó una disminución de la inversión y del gasto de los consumidores, lo que a su vez provocó una disminución de la actividad económica.