El éxito de la United Fruit Company se debió en gran parte a sus prácticas comerciales agresivas y sus estrechas relaciones con los gobiernos de los países en los que operaba. La empresa a menudo utilizaba su poder económico para influir en las políticas gubernamentales y obtener un trato favorable para sus operaciones. En algunos casos, incluso recurrió al soborno y la corrupción para asegurar sus intereses.
El dominio de la United Fruit Company en el comercio del banano también tuvo un impacto negativo en los países en los que operaba. Los bajos salarios de la empresa y las malas condiciones laborales de sus trabajadores provocaron una pobreza generalizada y malestar social. Además, el control de la empresa sobre el comercio del banano sofocó el desarrollo económico en muchos de estos países al impedirles diversificar sus economías.
En las décadas de 1950 y 1960, el poder de la United Fruit Company comenzó a declinar. Una combinación de factores, incluido el aumento de los sindicatos, la creciente competencia de otras empresas bananeras y la creciente conciencia del impacto negativo de la empresa en el medio ambiente y las comunidades locales, provocó una disminución de las ganancias y la influencia de la empresa.
A pesar de su declive, la United Fruit Company siguió siendo un actor importante en el comercio del banano hasta finales de los años 1980. En 1989, la empresa fue adquirida por Chiquita Brands International, que ahora es uno de los mayores productores de bananas del mundo.