Estados Unidos entró en la Primera Guerra Mundial el 6 de abril de 1917, después de años de neutralidad. La decisión de entrar en la guerra se tomó en respuesta a varios factores, incluida la reanudación alemana de la guerra submarina sin restricciones, el hundimiento del RMS Lusitania y el Zimmerman Telegram. La entrada de Estados Unidos en la guerra ayudó a romper el punto muerto en el frente occidental y contribuyó a la victoria aliada en 1918.