1. Rivalidad franco-prusiana: Después de la guerra franco-prusiana de 1871, en Francia persistió el resentimiento y el revanchismo hacia Alemania. Francia intentó recuperar Alsacia-Lorena, que había sido anexada por Alemania después de la guerra.
2. Rivalidad austro-rusa: La rivalidad entre Austria-Hungría y Rusia se centró principalmente en el control de los Balcanes, una región del sureste de Europa. Ambos países pretendían ampliar su influencia en la región y competir por el acceso a vías fluviales y recursos de importancia estratégica.
3. Rivalidad germano-británica: El ascenso de Alemania como potencia económica e industrial desafió el dominio británico en Europa y el mundo. Había competencia entre los dos países en términos de poder naval, comercio y posesiones coloniales.
4. Rivalidad italo-austriaca: Italia había buscado durante mucho tiempo expandir su territorio y unificar la península italiana, que todavía estaba parcialmente controlada por Austria-Hungría. Surgieron tensiones por el control de la costa del Adriático y las regiones de habla italiana dentro del Imperio austrohúngaro.
5. Rivalidad ruso-otomana: La rivalidad entre Rusia y el Imperio Otomano tenía sus raíces en conflictos históricos y disputas territoriales en los Balcanes y el Cáucaso. Rusia tenía ambiciones de expandir su influencia en la región y obtener acceso al Mar Mediterráneo.
Estas rivalidades y tensiones crearon una atmósfera de desconfianza, miedo y competencia entre las potencias europeas, lo que contribuyó al estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. El asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria-Hungría en Sarajevo, Bosnia-Herzegovina, sirvió como detonante inmediato que encendió el conflicto.