1) Nacionalismo creciente: A finales del siglo XIX y principios del XX se produjo una ola de nacionalismo que se extendió por Europa. Esto se debió en parte a la revolución industrial, que condujo a un mayor crecimiento económico y un sentimiento de orgullo nacional. Al mismo tiempo, hubo un aumento de los movimientos nacionalistas en los Balcanes, que habían estado bajo dominio otomano durante siglos. Estos movimientos buscaban crear estados independientes para los diversos grupos étnicos de la región.
2) Rivalidad imperial: Las principales potencias europeas también competían por el control de colonias y recursos en África, Asia y Medio Oriente. Esto llevó a un aumento de las tensiones entre las potencias, particularmente entre Gran Bretaña y Alemania. Alemania sentía que estaba siendo excluida del botín colonial y quería aumentar su poder y prestigio.
3) Militarismo: Las potencias europeas también habían estado fortaleciendo sus fuerzas militares en los años previos a la guerra. Esto se debió a una combinación de factores, incluido el nacionalismo, la carrera armamentista y la creciente amenaza de guerra. La carrera armamentista fue particularmente intensa entre Gran Bretaña y Alemania, países que estaban fortaleciendo sus armadas.
4) El Sistema de Alianzas: Las potencias europeas también estaban divididas en dos alianzas:la Triple Alianza (Alemania, Austria-Hungría e Italia) y la Triple Entente (Gran Bretaña, Francia y Rusia). Estas alianzas fueron diseñadas para brindar protección mutua en caso de guerra. Sin embargo, también hicieron más difícil la resolución pacífica de los conflictos, ya que cada alianza respaldaba a sus aliados en sus disputas con otros países.