Crisis financiera: Francia estaba experimentando una grave crisis financiera debido al gasto excesivo, las elevadas deudas y un sistema fiscal ineficiente. El gobierno enfrentó una escasez crítica de fondos y estuvo al borde de la quiebra.
Presión del Pueblo: El pueblo francés estaba cada vez más frustrado e inquieto debido a la crisis económica y las injusticias percibidas de la monarquía absoluta. Hubo demandas generalizadas de reforma política y una mayor participación en el gobierno.
Ideas Revolucionarias: Las ideas de la Ilustración sobre libertad, igualdad y democracia se habían arraigado en Francia y fueron ampliamente discutidas entre intelectuales, filósofos y las clases educadas. Estas ideas desafiaron el gobierno absolutista tradicional de la monarquía.
Revolución Americana: La exitosa Revolución Americana de 1783 contra el dominio británico inspiró a muchos franceses a cuestionar su propio sistema político y buscar reformas democráticas.
Pérdidas de cosechas y escasez de pan: En los años previos a los Estados Generales, Francia experimentó varias malas cosechas y malas cosechas, lo que provocó una escasez generalizada de alimentos y altos precios del pan. Esto causó inmensas dificultades, especialmente entre las clases bajas, y alimentó aún más el malestar social.
Presión política: Miembros influyentes de la nobleza y el clero franceses, que gozaban de privilegios y exenciones de ciertos impuestos, impulsaban reformas fiscales y políticas que aliviarían la carga financiera de sus propios estados.
Al convocar los Estados Generales, el rey Luis XVI pretendía afrontar estos desafíos, pedir consejo en materia financiera y hacer concesiones para apaciguar el creciente descontento entre los diferentes grupos sociales.