1. Contraterrorismo: Después de los ataques del 11 de septiembre, el gobierno estadounidense creía que Irak, bajo el liderazgo de Saddam Hussein, estaba albergando a terroristas de Al-Qaeda y representaba una amenaza para Estados Unidos y sus aliados.
2. Armas de destrucción masiva (ADM): Estados Unidos sospechaba que Irak poseía y estaba desarrollando armas de destrucción masiva, como armas químicas o biológicas, y que estas armas representaban una amenaza a la seguridad de Estados Unidos y la comunidad internacional.
3. Cambio de régimen: La administración estadounidense intentó sacar a Saddam Hussein del poder, creyendo que su gobierno autoritario y sus políticas agresivas representaban una amenaza a la estabilidad y la paz regionales.
4. Apoyo al pueblo iraquí: Estados Unidos expresó su apoyo al pueblo iraquí, que busca poner fin al gobierno opresivo de Saddam Hussein y mejorar las condiciones de derechos humanos en el país.
5. Intereses Económicos: Había preocupaciones de que la posesión de recursos petroleros por parte de Irak y su influencia potencial sobre los precios regionales del petróleo pudieran tener implicaciones económicas para los mercados energéticos estadounidenses y mundiales.
Es importante señalar que estas razones fueron presentadas por el gobierno de Estados Unidos y sus partidarios en el momento de la intervención. Sin embargo, la validez de estas razones y su importancia relativa han sido debatidas y cuestionadas.