1. Supremacía papal:Uno de los puntos clave de controversia fue la cuestión de la supremacía papal. El obispo de Roma (el Papa) reivindicaba autoridad y jurisdicción sobre todos los demás obispos y sobre toda la iglesia, una posición que fue cuestionada por muchos obispos orientales que creían en un modelo más descentralizado de gobierno de la iglesia.
2. Diferencias teológicas:También hubo disputas teológicas entre las iglesias orientales y occidentales. Una diferencia significativa fue la doctrina del Espíritu Santo. La iglesia occidental sostenía que el Espíritu Santo procedía tanto de Dios Padre como de Dios Hijo (conocida como doctrina "filioque"), mientras que la Iglesia oriental sostenía que el Espíritu Santo procedía únicamente de Dios Padre.
3. Diferencias litúrgicas y rituales:Con el tiempo, las prácticas y rituales litúrgicos de las iglesias orientales y occidentales divergieron. Esto incluía diferencias de idioma (latín en Occidente, griego en Oriente), así como variaciones en las prácticas bautismales, rituales eucarísticos y otras tradiciones litúrgicas.
4. Diferencias políticas y culturales:Las mitades oriental y occidental del Imperio Romano tenían identidades políticas y culturales distintas, lo que también contribuyó al creciente distanciamiento entre las dos regiones. El Imperio Romano de Oriente estuvo más influenciado por la cultura y la filosofía griegas, mientras que el Imperio Occidental estuvo más influenciado por las tradiciones romanas.
5. Barrera del idioma:El uso de diferentes idiomas en las iglesias orientales y occidentales (griego en Oriente, latín en Occidente) obstaculizó la comunicación y el entendimiento entre las dos partes, dificultando la resolución de conflictos y el mantenimiento de una iglesia unificada.
Estos factores, entre otros, contribuyeron a la creciente brecha entre las mitades oriental y occidental de la Iglesia cristiana, que en última instancia condujo a la separación formal en 1054 conocida como el Gran Cisma.