1. Expansionismo y militarismo japonés: A principios del siglo XX, Japón era una nación en rápido crecimiento e industrialización con ambiciones de expandir su imperio. El ejército japonés, en particular, estaba fuertemente influenciado por una filosofía militarista y creía que el destino de Japón consistía en conquistar y dominar el este de Asia.
2. Presión económica: Japón también enfrentó una severa presión económica en la década de 1930, debido en parte a la crisis económica global y al embargo de petróleo y otros recursos impuesto por las potencias occidentales. Esta presión aumentó la urgencia de que Japón asegurara el acceso a los recursos naturales en la región de Asia y el Pacífico, incluidas las Indias Orientales Holandesas (actualmente Indonesia) y Filipinas.
3. El ascenso de Estados Unidos como potencia del Pacífico: Estados Unidos se había convertido en una importante potencia del Pacífico a principios del siglo XX, y Japón consideraba su creciente presencia e influencia en la región como una amenaza. Estados Unidos también había impuesto sanciones económicas a Japón en respuesta a su agresión en China, lo que tensó aún más las relaciones entre los dos países.
4. El ataque a Pearl Harbor: El ataque japonés a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941 fue la culminación de meses de planificación y preparación. El ataque tenía como objetivo paralizar la Flota del Pacífico de Estados Unidos, eliminando así un obstáculo importante para la expansión japonesa en el Pacífico.
El ataque a Pearl Harbor fue un importante punto de inflexión en la Segunda Guerra Mundial, que llevó a Estados Unidos al conflicto y, en última instancia, condujo a la derrota de Japón.