Historia de América del Norte

¿Era Estados Unidos un mundo de hombres a principios del siglo XIX?

En gran medida, sí. Había restricciones sobre dónde podían ir las mujeres, qué trabajos podían realizar y cómo eran tratadas. Estas convenciones de género fueron sostenidas por normas sociales, leyes e incentivos económicos.

Normas sociales

A principios del siglo XIX, el patriarcal era ampliamente aceptado en Estados Unidos. Esto significaba que los hombres eran vistos como cabezas de familia y tenían más poder y autoridad que las mujeres. Esto se reflejó en costumbres sociales como:

- Se esperaba que las mujeres estuvieran subordinadas a sus maridos y padres.

- Se esperaba que las mujeres se quedaran en casa y cuidaran a los niños.

- A las mujeres no se les permitía votar ni ocupar cargos públicos.

- A las mujeres no se les permitía poseer propiedades a su propio nombre.

- A las mujeres no se les permitió obtener una educación superior.

Leyes

Las leyes de la época también reflejaban la condición subordinada de la mujer. Por ejemplo:

- En la mayoría de los estados, las mujeres no podían divorciarse sin el consentimiento de sus maridos.

- En la mayoría de los estados, las mujeres no podían conservar sus propios ingresos si estaban casadas.

- En la mayoría de los estados, las mujeres no podían celebrar contratos en su propio nombre.

- En la mayoría de los estados, las mujeres no podían testificar ante los tribunales contra sus maridos.

Incentivos Económicos

Los incentivos económicos de la época también funcionaron para mantener a las mujeres en el hogar. Por ejemplo:

- Las mujeres ganaban menos que los hombres por el mismo trabajo.

- A las mujeres se les negaban a menudo trabajos que se consideraban "demasiado peligrosos" o "demasiado exigentes".

- Las mujeres eran frecuentemente despedidas de sus trabajos cuando se casaban o quedaban embarazadas.

Como resultado de estas normas sociales, leyes e incentivos económicos, las mujeres tenían un papel muy limitado en la sociedad estadounidense a principios del siglo XIX. Se esperaba que se quedaran en casa y cuidaran a los niños, y tenían poco poder o autoridad fuera del hogar.