El Terror Rojo tuvo su origen en la Guerra Fría, que enfrentó a Estados Unidos y sus aliados contra la Unión Soviética y sus estados satélites. A medida que crecieron las tensiones entre las dos superpotencias, aumentó la preocupación de que la Unión Soviética pudiera intentar subvertir o derrocar al gobierno estadounidense. Este temor se vio acrecentado por el hecho de que la Unión Soviética había desarrollado armas atómicas y se la consideraba una amenaza militar formidable.
En respuesta a estas preocupaciones, el gobierno de Estados Unidos lanzó una serie de investigaciones y purgas destinadas a erradicar a presuntos comunistas y simpatizantes soviéticos de agencias gubernamentales, instituciones educativas y otras organizaciones. Estas investigaciones a menudo fueron dirigidas por el senador Joseph McCarthy, quien se hizo famoso por sus acusaciones agresivas y sin fundamento contra personas que sospechaba que eran comunistas.
El Terror Rojo tuvo un profundo impacto en la sociedad estadounidense. Condujo a la inclusión en listas negras de presuntos comunistas y sus simpatizantes en Hollywood, los medios de comunicación y otras industrias. También creó un clima de miedo y sospecha en el que la gente tenía miedo de hablar o expresar opiniones impopulares.
El Terror Rojo disminuyó gradualmente a mediados de la década de 1950, pero dejó un legado duradero de miedo y represión. También contribuyó al desarrollo de la Guerra Fría como conflicto global y tuvo implicaciones de largo alcance para las relaciones internacionales.