1. Inmigración y crecimiento demográfico: La rápida afluencia de inmigrantes de Europa y Asia provocó un aumento significativo de la población de las ciudades del norte. Esta afluencia ejerció presión sobre la vivienda, el saneamiento y los servicios sociales, creando competencia por los recursos y tensiones entre diferentes grupos culturales.
2. Competencia Económica: Muchos inmigrantes llegaron a Estados Unidos en busca de oportunidades económicas, a menudo trabajando en empleos poco calificados y mal remunerados. Esto creó competencia económica entre inmigrantes y estadounidenses nativos, lo que generó resentimiento y conflicto.
3. Diferencias culturales y religiosas: Las diferentes prácticas culturales y religiosas entre los grupos de inmigrantes a menudo chocaban con los valores y creencias de la cultura protestante dominante. Esto provocó prejuicios, discriminación y segregación social.
4. Poder político y representación: Los grupos de inmigrantes enfrentaron una representación política limitada y a menudo carecían de derechos de voto. Esta falta de poder político resultó en una representación inadecuada de sus intereses y necesidades, lo que generó frustración y mayores conflictos.
5. Nativismo y sentimientos antiinmigrantes: El nativismo, una creencia en la superioridad de los estadounidenses nativos sobre los inmigrantes, ganó impulso durante este período. Los sentimientos antiinmigrantes se manifestaron a través de leyes discriminatorias, restricciones y actos de violencia contra las comunidades de inmigrantes.
6. Urbanización: El crecimiento de las ciudades y la transformación de las zonas rurales en centros industriales reunieron a personas de diversos orígenes, aumentando el potencial de choques y conflictos culturales.
Estos factores se combinaron para crear un entorno desafiante para la coexistencia armoniosa entre diferentes grupos culturales en las ciudades del norte después de 1850, lo que resultó en tensiones, conflictos y malestar social.