Al comienzo de la guerra, la mayoría de los estados fronterizos permanecieron neutrales. Sin embargo, a medida que avanzaba la guerra, los estados fronterizos se vieron obligados a elegir bando. Kentucky y Missouri declararon su neutralidad, pero finalmente se vieron obligados a unirse a la Unión después de la invasión de las fuerzas confederadas. Tennessee también declaró inicialmente su neutralidad, pero finalmente se unió a la Confederación. Maryland era un estado esclavista, pero permaneció leal a la Unión gracias en parte a la presencia de una fuerte mayoría unionista en Baltimore. Delaware fue el único estado fronterizo que no se separó de la Unión.
Los estados fronterizos desempeñaron un papel fundamental en la Guerra Civil. Proporcionaron mano de obra, suministros y rutas de transporte tanto para la Unión como para la Confederación. Los estados fronterizos también sirvieron como zona de amortiguamiento entre los dos bandos, impidiendo que la guerra se extendiera al corazón de Estados Unidos.