1. Ascenso del fascismo y el nazismo: El surgimiento de regímenes totalitarios, particularmente en Alemania bajo Adolf Hitler, fue un factor importante que condujo a la guerra. Las agresivas políticas expansionistas de Hitler, su deseo de crear una "Gran Alemania" y la persecución de grupos minoritarios, incluidos los judíos, contribuyeron a la creciente inestabilidad y tensiones en Europa.
2. Tratado de Versalles: Los duros términos impuestos a Alemania después de la Primera Guerra Mundial, especialmente el Tratado de Versalles, crearon resentimiento y deseo de venganza entre la población alemana. El tratado despojó a Alemania de territorio, impuso restricciones económicas y asignó la responsabilidad exclusiva de la guerra, lo que alimentó los agravios del país.
3. Fracaso de la Sociedad de Naciones: La Sociedad de Naciones, establecida después de la Primera Guerra Mundial para promover la cooperación internacional y prevenir conflictos futuros, resultó ineficaz para abordar los desafíos del período de entreguerras. Su incapacidad para hacer cumplir la seguridad colectiva y prevenir la agresión contribuyó a la ruptura del orden internacional.
4. Imperialismo japonés: El deseo de Japón de expandir su imperio en la región de Asia y el Pacífico y asegurar los recursos naturales provocó conflictos con China y otros países. Las políticas cada vez más militaristas de Japón y su desprecio por las normas internacionales intensificaron aún más las tensiones.
5. Políticas de apaciguamiento: La política de apaciguamiento adoptada por algunas potencias europeas, en particular el primer ministro británico Neville Chamberlain, tenía como objetivo evitar la guerra haciendo concesiones a potencias agresivas como la Alemania nazi. Esta estrategia, sin embargo, no logró disuadir las ambiciones de Hitler y contribuyó a la escalada del conflicto.
6. Depresión económica: El impacto de la Gran Depresión, que comenzó en 1929, alimentó la inestabilidad y exacerbó las tensiones sociales y políticas en todo el mundo. La crisis económica creó un terreno fértil para el surgimiento de ideologías y líderes extremistas que explotaron los temores y frustraciones de la gente.
7. Disputas territoriales y nacionalismo: Las disputas de larga data sobre fronteras y reclamos territoriales, combinadas con un nacionalismo intensificado y tensiones étnicas, alimentaron aún más el estallido de la guerra.
La combinación de estos factores creó un ambiente propicio para el conflicto, lo que llevó al inicio de la Segunda Guerra Mundial el 1 de septiembre de 1939, cuando Alemania invadió Polonia.