Pérdida de soberanía:
Básicamente, el sistema de mandatos dividió los territorios árabes en esferas de influencia para las potencias europeas, privando a los árabes de su independencia política y autodeterminación. Esto fue visto como una continuación del proyecto colonial y una traición a las promesas hechas por los aliados durante la Primera Guerra Mundial de que se permitiría a los territorios árabes determinar su propio futuro.
Explotación económica:
Las potencias mandatarias a menudo utilizaron su control sobre los territorios árabes para explotar sus recursos naturales y su fuerza laboral para su propio beneficio económico. Esto condujo a una desigualdad económica generalizada y al resentimiento entre la población árabe.
Asimilación cultural:
Las potencias mandatarias a menudo buscaron imponer sus propios idiomas, culturas y sistemas legales en los territorios árabes, socavando la cultura y la identidad locales. Esto fue visto como una forma de imperialismo cultural y la población árabe lo resintió profundamente.
Falta de representación política:
El sistema de mandatos no preveía una representación política adecuada de la población árabe. Esto significó que los árabes tenían poca voz en las decisiones que se tomaban sobre sus propios territorios, lo que generaba sentimientos de frustración y privación de derechos.
Asentamiento sionista
El mandato británico para Palestina permitió el establecimiento de un hogar nacional judío en Palestina, lo que condujo a una mayor inmigración y asentamientos judíos en la región. Esto provocó tensiones y conflictos con la población árabe, que lo vio como una amenaza a sus propias aspiraciones y derechos nacionales.
Promesas incumplidas
Los británicos prometieron a los árabes la independencia durante la Primera Guerra Mundial a cambio de su apoyo contra el Imperio Otomano. Sin embargo, los británicos no cumplieron estas promesas y en su lugar establecieron el sistema de mandatos, que los árabes consideraron una traición.
Falta de autodeterminación
El sistema de mandatos impidió a los árabes ejercer su derecho a la autodeterminación y establecer sus propios estados independientes. Esta fue una fuente importante de resentimiento y descontento entre la población árabe.