La Ley del Timbre fue recibida con protestas generalizadas en las colonias. Los colonos argumentaron que el impuesto era injusto porque no estaban representados en el Parlamento británico. También argumentaron que el impuesto era una violación de sus derechos como súbditos británicos. Las protestas finalmente llevaron a la derogación de la Ley del Timbre en 1766, pero la ley tuvo un impacto duradero en la relación entre las colonias y Gran Bretaña.