* Las mujeres no eran intelectual y emocionalmente aptas para votar. Algunos críticos argumentaron que las mujeres no eran mental o emocionalmente capaces de tomar decisiones informadas en las urnas. Creían que las mujeres eran susceptibles a la manipulación emocional y menos lógicas que los hombres.
* Las mujeres votarían basándose en sus emociones, no en su intelecto. Los críticos afirmaron que las mujeres se dejarían llevar por sus sentimientos personales y atractivos emocionales en lugar de argumentos racionales al tomar decisiones electorales. Creían que las mujeres serían más propensas a apoyar a candidatos que les prometieran beneficios o apelaran a su sentido de compasión, independientemente de sus calificaciones para el cargo.