- Hacinamiento: Los barcos de esclavos estaban notoriamente superpoblados, con cientos de africanos hacinados en espacios reducidos e insalubres bajo cubierta. A menudo los obligaban a permanecer uno al lado del otro, encadenados y con poco espacio para moverse. El hacinamiento provocó la propagación de enfermedades e infecciones, lo que provocó altas tasas de mortalidad.
- Condiciones insalubres: Los barcos de esclavos estaban sucios y carecían de servicios sanitarios adecuados. Las bodegas donde se guardaba a los esclavizados rara vez se limpiaban y los desechos se acumulaban, creando un hedor fétido. La falta de ventilación y de aire fresco hizo que las condiciones fueran aún más insoportables, provocando enfermedades respiratorias y otros problemas de salud.
- Alimentos y agua inadecuados: Los esclavos a menudo recibían escasas raciones de comida y agua, que a menudo estaban echadas a perder o contaminadas. Sufrían desnutrición y deshidratación, lo que debilitaba aún más su ya comprometido sistema inmunológico.
- Abuso físico: Los esclavos fueron sometidos a brutales abusos físicos por parte de los miembros de la tripulación. Fueron azotados, golpeados y torturados como castigo por cualquier percepción de desobediencia. La brutalidad fue extrema y muchos esclavos perdieron la vida debido a las heridas que les infligieron.
- Trauma psicológico: Toda la experiencia de ser capturado, transportado y vendido como mercancía fue devastadora para el bienestar mental de los africanos esclavizados. Fueron sometidos a miedo constante, humillación y pérdida de dignidad, lo que dejó cicatrices psicológicas duraderas.
- Muerte y enfermedad: La combinación de duras condiciones, desnutrición y abuso provocó altas tasas de mortalidad en los barcos de esclavos. Enfermedades como la viruela, la disentería y la fiebre amarilla se propagaron rápidamente y se cobraron la vida de innumerables africanos esclavizados.
La trata transatlántica de esclavos fue un período de inmenso sufrimiento y crueldad, y el trato dado a los africanos esclavizados durante el Pasaje del Medio fue una flagrante violación de los derechos humanos. Las cicatrices físicas y psicológicas de este desgarrador viaje dejaron un impacto duradero en las vidas de quienes sobrevivieron y contribuyeron al trauma y la memoria colectiva de la diáspora africana.