Según diversas fuentes, el número de nativos americanos que se vieron obligados a trasladarse al oeste durante este período se estima entre 100.000 y 150.000 personas. Los pueblos Cherokee, Choctaw, Chickasaw, Creek y Seminole se encontraban entre las tribus prominentes afectadas por esta expulsión.
Los nativos americanos se vieron obligados a abandonar sus hogares y viajar cientos de millas hacia el oeste, soportando a menudo duras condiciones y un inmenso sufrimiento a lo largo del camino. Estos traslados forzosos resultaron en la pérdida de vidas, patrimonio cultural y formas de vida tradicionales de las tribus nativas americanas involucradas.