Racismo: El racismo fue un factor importante en la Primera Guerra Mundial, y muchos países lucharon por el control de las colonias y la explotación de sus recursos. Esto dio lugar a una serie de estereotipos y creencias racistas sobre diferentes grupos étnicos, que se utilizaron para justificar la discriminación y la violencia.
Antisemitismo: El antisemitismo también estaba muy extendido en Europa en ese momento y jugó un papel importante en el período previo a la Primera Guerra Mundial. Mucha gente creía que los judíos eran responsables de la guerra y que constituían una amenaza para la seguridad de sus países. Esto dio lugar a una serie de políticas y leyes antisemitas, así como a violencia contra las comunidades judías.
Clasismo: El clasismo fue otro prejuicio importante durante la Primera Guerra Mundial, y las clases altas a menudo menospreciaban a las clases bajas y las consideraban inferiores. Esto dio lugar a una serie de prácticas y leyes discriminatorias que limitaron las oportunidades de las clases bajas y las hicieron más vulnerables a la pobreza y la explotación.
Sexismo: El sexismo también prevaleció durante la Primera Guerra Mundial, y a menudo se consideraba que las mujeres eran inferiores a los hombres y se les negaban las mismas oportunidades. Esto dio lugar a una serie de prácticas discriminatorias, como la exclusión de las mujeres de muchos trabajos y profesiones y la denegación de su derecho al voto.
Xenofobia: La xenofobia, o el miedo a los extranjeros, también fue común durante la Primera Guerra Mundial, y muchos países temían la influencia de otras culturas y religiones. Esto dio lugar a una serie de políticas discriminatorias, como el internamiento de ciudadanos extranjeros y la restricción de la inmigración.
Estos son sólo algunos de los prejuicios que prevalecieron durante la Primera Guerra Mundial. Desempeñaron un papel importante en el conflicto y tuvieron un impacto duradero en las vidas de millones de personas.