1. Preparación de las fibras:Los tejedores comenzaban preparando las fibras que usarían para tejer. Esto implicó limpiar, cardar (alinear las fibras) e hilarlas. Estas tareas pueden ser realizadas por el tejedor u otros artesanos especializados.
2. Preparar el telar:Una vez que el hilo estaba listo, los tejedores instalaban sus telares. Dispusieron cuidadosamente los hilos de urdimbre (generalmente hilos más fuertes) en el marco del telar y los aseguraron con las barras del lizo. Las barras del lizo controlaban el levantamiento de los hilos de urdimbre, permitiendo el paso de los hilos de trama.
3. Tejido:Usando una lanzadera o canilla, los tejedores pasaban los hilos de la trama (generalmente hilos más suaves) entre los hilos de la urdimbre, entrelazándolos para crear una tela. Al controlar el patrón en el que pasaban los hilos de la trama, los tejedores podían crear varios tipos de diseños tejidos, como lisos, sarga, satén y brocado.
4. Acabado de la tela:Después de tejer, la tela puede someterse a procesos adicionales como teñido, blanqueo y batanado (un proceso que implica encoger y espesar la tela). Estos tratamientos mejoraron la apariencia, textura y durabilidad del tejido.
5. Producción diversa de tejidos:Los tejedores produjeron una amplia variedad de tejidos utilizados para diversos fines. La lana se usaba comúnmente para telas resistentes como mantas, ropa resistente y alfombras. El lino se favoreció por su transpirabilidad y durabilidad en ropa, manteles y sábanas. El algodón se utilizaba para tejidos más suaves como camisas, ropa interior y cortinas. La seda, un material de lujo, se empleaba para ropa elegante, tapices y artículos decorativos.
6. Aprendizaje y maestría:Convertirse en un tejedor experto a menudo implicaba un largo aprendizaje, que generalmente duraba varios años. Los aspirantes a tejedores aprenderían bajo la guía de maestros tejedores experimentados, adquiriendo conocimientos sobre la preparación de fibras, la configuración del telar, las técnicas de tejido y la creación de patrones.
Los tejedores desempeñaron un papel crucial en las sociedades durante el siglo XVII. Elaboraron los tejidos que formaron la base de la ropa, los textiles para el hogar y los elementos decorativos, contribuyendo significativamente al crecimiento y evolución de la industria textil. Sus habilidades eran muy valoradas y los tejedores a menudo eran vistos como miembros esenciales de las comunidades y gremios.