1. Embalsamamiento:
- La práctica china del embalsamamiento consistía en extraer órganos internos y sustituirlos por hierbas aromáticas, especias y conservantes para frenar la descomposición.
2. Entierro subterráneo:
- Los ataúdes se colocaban bajo tierra en suelo seco y bien drenado, a menudo en tumbas diseñadas para proteger los cuerpos de la humedad y los ladrones de tumbas.
3. Ataúdes y sarcófagos:
- Los cuerpos eran colocados en ataúdes elaboradamente decorados, hechos de madera, piedra o bronce. Estos ataúdes estaban sellados para impedir la entrada de aire y humedad.
- También se utilizaban sarcófagos, grandes ataúdes de piedra, para proteger a los muertos.
4. Uso de cinabrio:
- Se utilizaba cinabrio (sulfuro de mercurio), un mineral de color rojo brillante, para cubrir el cuerpo o se colocaba dentro del ataúd. Se creía que el cinabrio poseía propiedades conservantes y simbolizaba la inmortalidad.
5. Revestimiento de laca:
- Los ataúdes a veces se cubrían con múltiples capas de laca, una savia de árbol que se endurece y crea una capa protectora, sellando el ataúd del medio ambiente.
6. Desecación:
- En determinadas regiones, los cuerpos eran desecados exponiéndolos al aire seco del desierto. Este proceso eliminó la humedad del cuerpo, inhibiendo el crecimiento bacteriano.
7. Congelación:
- En las regiones frías del norte, a veces los cuerpos se conservaban mediante congelación. Las bajas temperaturas ralentizaron la descomposición.
Es importante señalar que estas técnicas de preservación estaban reservadas principalmente para los ricos y la clase dominante. La gente común a menudo no tenía acceso a embalsamamiento elaborado ni a métodos de entierro especializados. Aun así, estas técnicas demuestran el ingenio y la importancia cultural que los antiguos chinos daban a la preservación de sus muertos.