En los primeros días, la rivalidad entre los Crips y los Bloods tenía sus raíces principalmente en disputas territoriales y políticas de pandillas. Las pandillas protegían ferozmente sus respectivos vecindarios y participaban en frecuentes enfrentamientos violentos. Sin embargo, a medida que la cultura de las pandillas evolucionó, se han realizado esfuerzos para reducir la tensión y lograr la paz.
Un cambio notable es la aparición de "treguas" o "alto el fuego" entre ciertos conjuntos de Crips y Bloods. Estos acuerdos implican un entendimiento mutuo para reducir la violencia y abstenerse de ataques de represalia. Si bien no todos los grupos o miembros se adhieren a estas treguas, han desempeñado un papel en la reducción de la violencia relacionada con las pandillas en ciertas áreas.
Además, los programas de extensión comunitaria, las iniciativas de aplicación de la ley y los esfuerzos de intervención han contribuido a cambiar la relación entre los Crips y los Bloods. Muchos ex pandilleros han cambiado sus vidas y se han convertido en defensores de la paz y el cambio positivo dentro de sus comunidades.
Sin embargo, es importante reconocer que los Crips y los Bloods siguen siendo pandillas callejeras activas y que existen desafíos continuos relacionados con la violencia, la actividad de las drogas y el reclutamiento de pandillas. La relación entre las dos pandillas puede variar según las regiones y los conjuntos específicos involucrados. Si bien se han logrado avances, el trabajo para mantener la paz y promover alternativas positivas para los jóvenes en riesgo continúa.