Otra teoría sugiere que el término "imitador" se originó en el mundo de la moda, donde se refería a personas que replicaban o imitaban los estilos y diseños de diseñadores de moda populares sin el reconocimiento adecuado. Este uso del término resalta la connotación negativa asociada con la imitación no original y la falta de creatividad o innovación.
Con el tiempo, el término "imitador" se expandió más allá de su contexto inicial y se utilizó más ampliamente para describir diversas formas de imitación o duplicación. Puede referirse a personas que imitan el comportamiento o las acciones de otros, así como a productos o creaciones que se parecen mucho a obras existentes sin ofrecer originalidad o valor significativo.
En el uso moderno, el término "imitador" a menudo tiene una connotación negativa, lo que implica una falta de originalidad, creatividad o comportamiento ético. Sin embargo, en ciertos contextos, también se puede utilizar en un sentido más neutral para describir simplemente la imitación o replicación sin implicar necesariamente un juicio negativo.