Hay diferentes opiniones sobre si Kevin Rudd tenía razón al pedir perdón a la Generación Robada. Algunos creen que la disculpa fue un gesto necesario e importante, ya que proporcionó un reconocimiento público de la responsabilidad del gobierno por la Generación Robada y el daño causado a las comunidades indígenas. La disculpa también fue vista como una forma de sanar simbólicamente las heridas del pasado y abrir un nuevo capítulo en las relaciones entre los indígenas australianos y la comunidad en general.
Otros argumentan que la disculpa fue insuficiente o simbólica, y que se deberían haber comprometido acciones y recursos más concretos para abordar los efectos actuales de la Generación Robada y mejorar las vidas de los australianos indígenas. Los críticos señalan el hecho de que muchas comunidades indígenas continúan enfrentando importantes desafíos sociales, económicos y de salud, y que es necesario hacer mucho más para abordar estos problemas.
En general, si bien la disculpa de Rudd fue vista como un paso positivo hacia la reconciliación, existe una necesidad constante de mayores acciones y compromiso por parte del gobierno australiano para abordar el legado de la Generación Robada y apoyar a las comunidades indígenas.