Para ampliar su base económica, las civilizaciones conquistan otras en la Edad Media. Esto puede incluir la adquisición de recursos vitales, la ampliación de mercados para productos y servicios y el acceso a nuevas fuentes de riqueza. Por ejemplo, los mongoles buscaban la conquista para adquirir recursos como agua y tierras agrícolas, mientras que los países europeos buscaban adquirir tierras y recursos para la riqueza y la colonización.
Poder político
La expansión del poder político es otra motivación clave para que las civilizaciones conquisten a otras. Esto puede incluir aumentar su influencia y prestigio, establecer y fortalecer alianzas o ganar control sobre ubicaciones estratégicas. Por ejemplo, los romanos conquistaron vastos territorios para expandir la influencia y el dominio romanos, y el Imperio Inca adquirió nuevos territorios para afirmar su poder y control político.
Diferencias ideológicas
Otra razón es conquistar otras civilizaciones para promover o asegurar sus propias creencias ideológicas o religiosas. Por ejemplo, las Cruzadas fueron motivadas por el deseo de liberar Tierra Santa del control musulmán, y la Reconquista española fue impulsada por la pasión por expulsar a musulmanes y judíos de la Península Ibérica.
Expansión Territorial
La adquisición de nuevos territorios para aumentar el tamaño de su tierra es otra razón por la que las civilizaciones emprenden conquistas. Esto puede deberse al deseo de disponer de más espacio habitable, de aumentar la producción agrícola y de recursos, o de asegurar las fronteras. Los vikingos, por ejemplo, buscaban la conquista para encontrar nuevas tierras donde atacar, colonizar y comerciar.
Difusión de la cultura y la influencia
Algunas civilizaciones conquistan para difundir su cultura, religión e idioma. Por ejemplo, la expansión islámica buscó difundir la fe y las prácticas culturales islámicas, mientras que los conquistadores españoles buscaron imponer las creencias católicas a las comunidades indígenas que conquistaron.