- Una compleja red de alianzas y rivalidades entre países europeos significaba que cuando un país iba a la guerra, sus aliados a menudo también se veían involucrados. Esto creó un efecto dominó que llevó a la participación de muchas naciones.
Nacionalismo e imperialismo:
- Los sentimientos nacionalistas aumentaron en Europa a finales del siglo XIX y principios del XX. Los países buscaron expandir sus territorios y afirmar su poder y prestigio, lo que provocó mayores tensiones y conflictos.
Industrialización y militarización:
- La Revolución Industrial trajo avances significativos en la tecnología militar y las capacidades de producción. Las naciones compitieron para aumentar sus arsenales y fuerzas armadas, lo que generó una carrera armamentista y una escalada de tensiones.
Diplomacia fallida y ultimátums:
- Los esfuerzos diplomáticos para resolver disputas entre naciones a menudo fracasaron, lo que llevó a la emisión de ultimátums y la ruptura de las negociaciones. El fracaso de la diplomacia contribuyó al estallido de la guerra.
Tensiones entre Serbia y Austria y el asesinato del archiduque Francisco Fernando:
- El asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero del trono austrohúngaro, el 28 de julio de 1914, fue el detonante inmediato de la Primera Guerra Mundial. El acontecimiento desató una reacción en cadena, con invocación de alianzas y escalada de tensiones.
Efecto dominó y propagación global:
- El conflicto inicial entre Austria-Hungría y Serbia rápidamente atrajo a otras potencias europeas. Rusia movilizó su ejército en apoyo de Serbia, lo que llevó a Alemania a declarar la guerra a Rusia y Francia, el aliado de Rusia. Posteriormente, la guerra se extendió hasta involucrar a países de toda Europa y, finalmente, atrajo a naciones de otros continentes, incluidos Oriente Medio, África y Asia.