1. Imperialismo: A finales del siglo XIX, las potencias europeas habían establecido vastos imperios coloniales en África, Asia y Medio Oriente. La competencia por colonias y recursos entre estas potencias creó tensiones y rivalidades.
2. Nacionalismo: El ascenso del nacionalismo en Europa provocó una mayor competencia y desconfianza entre las naciones. Cada país buscó hacer valer su poder e influencia, y esto a menudo resultó en conflictos.