Campañas y pruebas de espectáculos: La Gran Purga se llevó a cabo mediante una serie de campañas políticas orquestadas dirigidas por Stalin y el Partido Comunista. Los arrestos y ejecuciones a menudo se basaban en acusaciones inventadas o exageradas de traición, sabotaje, espionaje y actividades contrarrevolucionarias.
Arrestos arbitrarios y cuotas: Las purgas se guiaron por cuotas de arrestos asignadas a agencias gubernamentales, incluida la policía secreta (NKVD). A los funcionarios locales y al NKVD se les fijaron objetivos sobre el número de personas que debían ser arrestadas, lo que resultó en abusos de poder generalizados y el arresto indiscriminado de personas inocentes.
Confesiones bajo tortura: Muchas personas fueron obligadas a confesar sus crímenes bajo intensas torturas y coacciones. Estas confesiones falsas se utilizaron para implicar a otros en redes de conspiración, lo que condujo al arresto y procesamiento de personas inocentes.
Ejecuciones masivas: Millones de personas fueron ejecutadas durante la Gran Purga. Las ejecuciones a menudo se llevaron a cabo en secreto y a escala industrial, especialmente durante el apogeo de las purgas de 1937.
Grupos objetivo: Las purgas se dirigieron a grupos específicos, como miembros del Partido Comunista, funcionarios gubernamentales, militares, intelectuales, campesinos y minorías étnicas. Stalin pretendía eliminar a cualquiera que fuera percibido como una amenaza a su poder o al sistema soviético.
Disidencia interna y purga de leales: Las purgas también incluyeron la eliminación de líderes y funcionarios del partido que eran percibidos como rivales potenciales de Stalin. Incluso los funcionarios de alto rango y los comunistas leales podrían verse denunciados, arrestados y condenados a muerte.
Impacto social y trauma: La Gran Purga infundió miedo, ansiedad y sospecha entre la población soviética. Provocó un trauma social y psicológico generalizado cuando familias y comunidades quedaron desgarradas. Mucha gente vivía con el temor constante de ser arrestada, y la confianza y la lealtad se vieron gravemente erosionadas.
La Gran Purga tuvo un impacto devastador en la sociedad soviética, diezmando la élite intelectual y cultural, debilitando las instituciones del país y socavando la confianza en el Partido Comunista y el Estado.