1. Militarismo: En 1914, las principales potencias europeas llevaban varios años inmersas en una carrera armamentista. Esta competencia por formar ejércitos más grandes y poderosos creó una sensación de inseguridad y sospecha entre las naciones.
2. Imperialismo: Las potencias europeas tenían extensos imperios coloniales y competían por el control de territorios en África, Asia y otras regiones. Las ambiciones imperiales y el deseo de dominio económico contribuyeron a las tensiones entre naciones.
3. Nacionalismo: El nacionalismo, que enfatiza la identidad y el orgullo nacional, había ido en aumento en Europa. Los fuertes sentimientos nacionalistas a menudo alimentaron rivalidades y conflictos entre naciones.
4. Alianzas: Se había formado una compleja red de alianzas entre los países europeos. Cuando un país iba a la guerra, sus aliados estaban obligados a apoyarlo, creando una reacción en cadena que llevó a la participación de múltiples naciones en el conflicto.