La Ley del Azúcar de 1764 fue la primera de estas leyes. Impuso un impuesto al azúcar y otros bienes importados. La Ley del Timbre de 1765 fue aún más impopular. Requería que los colonos compraran sellos para todo tipo de documentos, incluidos documentos legales, periódicos y naipes. La Ley Declaratoria de 1766 establecía que el Parlamento tenía derecho a dictar leyes para las colonias "en todos los casos". Las Leyes Townshend de 1767 impusieron impuestos a una amplia variedad de bienes importados a las colonias.
Todos estos actos fueron muy impopulares entre los colonos. Los colonos argumentaron que tenían derecho a cobrar impuestos a sí mismos y que el Parlamento británico no tenía autoridad para imponerles impuestos. También argumentaron que los impuestos eran injustos, porque se aplicaban a bienes que eran esenciales para la vida diaria de los colonos.
La resistencia a estos actos condujo a la Masacre de Boston en 1770 y al Motín del Té de Boston en 1773. Estos acontecimientos exacerbaron aún más las tensiones entre los británicos y los colonos y, en última instancia, condujeron a la Revolución Americana.
La Revolución Americana fue una guerra librada entre los colonos británicos y estadounidenses de 1775 a 1783. La guerra terminó con la firma del Tratado de París, que reconocía a los Estados Unidos de América como un país independiente.