La frase ganó popularidad durante la época victoriana, cuando los roles de género estaban estrictamente definidos y los hombres eran vistos predominantemente como los principales proveedores y proveedores de ingresos en una pareja casada heterosexual.
En el uso contemporáneo, el término "sostén de la familia" ha evolucionado más allá de su sentido tradicional y ya no es exclusivo de los hombres. Ahora se usa comúnmente para referirse a cualquiera de los cónyuges o incluso al principal proveedor de ingresos, independientemente de su género o estado civil.