1. Señores y nobles feudales: Si bien no existen datos específicos sobre las tasas de mortalidad entre la nobleza, es probable que muchos señores, damas e individuos ricos sucumbieran a la plaga. La clase alta no era inmune a la enfermedad y, sin tratamientos eficaces, incluso aquellos con acceso a una mejor atención sanitaria eran vulnerables.
2. Habitantes urbanos: La Peste Negra afectó desproporcionadamente a las poblaciones urbanas. Las ciudades, con sus densas condiciones de vida, malas condiciones sanitarias y atención médica limitada, sirvieron como caldo de cultivo para la plaga. Las tasas de mortalidad urbana podrían alcanzar hasta el 30-60% de la población, lo que provocaría una despoblación significativa en ciudades de toda Europa.
3. Personajes religiosos: El clero no se salvó de la peste. Muchos sacerdotes, monjes y monjas fueron víctimas de la enfermedad mientras atendían a los enfermos y ofrecían guía espiritual a la población sufrida. Las tasas de mortalidad entre las comunidades religiosas variaron, pero la pérdida de líderes religiosos tuvo un profundo impacto en el panorama religioso de la época.
4. Obreros y Campesinos: La población rural también quedó devastada por la peste negra. Muchos campesinos y trabajadores murieron a causa de la plaga, lo que provocó escasez de trabajadores y una interrupción en la producción agrícola. Esto, a su vez, tuvo un impacto económico significativo, afectando la disponibilidad de alimentos y bienes para toda la sociedad.
5. Niños y Ancianos: Los niños y las personas mayores eran especialmente vulnerables a la plaga. Su sistema inmunológico no estaba completamente desarrollado o se había debilitado con la edad, lo que los hacía más susceptibles a la enfermedad. Las altas tasas de mortalidad entre estos grupos vulnerables tuvieron efectos a largo plazo en las estructuras familiares y las tasas de crecimiento demográfico.
Es importante señalar que la Peste Negra afectó a todos los niveles socioeconómicos y regiones donde se propagó. Las estimaciones del número total de muertos varían ampliamente, oscilando entre 75 y 200 millones de personas, lo que la convierte en una de las pandemias más mortíferas de la historia de la humanidad.