Eduardo el Confesor, que gobernó Inglaterra desde 1042 hasta su muerte en 1066, fue un monarca piadoso y religioso. Carecía de un heredero directo, lo que generó incertidumbres sobre la sucesión al trono inglés. Guillermo de Normandía, por otra parte, era un gobernante poderoso y ambicioso que había consolidado su poder en Normandía y expandido sus territorios.
En 1051, Guillermo cruzó el Canal de la Mancha y visitó a Eduardo en su corte. Los motivos exactos de esta visita no se conocen del todo, pero se cree que Eduardo pudo haber estado buscando el apoyo de Guillermo para mantener la estabilidad política en Inglaterra. William, por su parte, pudo haber estado explorando oportunidades para fortalecer su reclamo al trono inglés, aunque no es seguro si discutió esto abiertamente durante la reunión.
Durante su reunión, Eduardo y Guillermo habrían entablado discusiones diplomáticas e intercambiado obsequios, como era costumbre entre gobernantes. Es posible que también formaran una conexión personal durante su encuentro. Sin embargo, cabe señalar que los registros históricos y los relatos de esta reunión son limitados, por lo que nuestra comprensión de los detalles es incompleta.