Las opiniones de King sobre la guerra y la paz estuvieron influenciadas por sus creencias religiosas, en particular las enseñanzas de Jesucristo y el Sermón de la Montaña, que enfatiza el amor, la compasión y el perdón. También se inspiró en los movimientos de resistencia noviolentos de Mahatma Gandhi en India y el Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos.
En sus discursos, sermones y escritos, King se pronunció con frecuencia contra la guerra. Sostuvo que la guerra es una práctica destructiva e inhumana que causa inmenso sufrimiento y pérdida de vidas inocentes. También criticó la carrera armamentista y el complejo militar-industrial, advirtiendo que el almacenamiento de armas y la glorificación del poder militar podrían conducir a una catástrofe global.
King creía que la paz sólo podría lograrse mediante medios no violentos, como negociaciones, diplomacia y desobediencia civil. Abogó por la creación de un mundo más justo y equitativo, libre de la violencia y la opresión de la guerra.
Uno de los discursos más famosos de King fue su discurso "Más allá de Vietnam" pronunciado el 4 de abril de 1967 en la Iglesia Riverside en la ciudad de Nueva York. En este discurso, calificó la guerra de Vietnam como un conflicto "cruel e injusto" y condenó la participación del gobierno de Estados Unidos en ella. También criticó la noción de una "guerra justa" y argumentó que la única guerra justa es la que se libra para poner fin a todas las guerras.
El compromiso de King con la no violencia y su oposición a la guerra le valieron el Premio Nobel de la Paz en 1964. A lo largo de su vida, trabajó incansablemente para promover la paz y la justicia, inspirando a millones de personas en todo el mundo y dejando un legado duradero de activismo noviolento.