Durante 37 años no abandonó la pequeña plataforma a 18 metros del suelo. Aquí comía lo que le daba la gente, aquí dormía, oraba y daba sermones. Su única protección contra el frío, la lluvia, la nieve, el sol abrasador y el viento era una capa con capucha. En el siglo V, Szymon Słupnik contemplaba y